el amor que me estaba destinado,
pero no daba a hallarte
por ningún otro lado
y siempre terminaba equivocado.
Elegí, pues, dejarme
conducir por la fuerza del destino
y por fin acercarme
mediante el buen camino
de lo más simple hasta lo más divino.
Acerté mi consuelo
y una vez más yo me dejé llevar
por el amor en vuelo
y en aquel gran lugar
de ti yo me llegaría a enamorar.
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