jueves, 21 de noviembre de 2013

tu rostro, el cielo

Tu rostro, el cielo

En tu rostro contemplé el ancho cielo,
pues tus pupilas eran dos estrellas
que fuerte brillaban en su alto vuelo.

Y tus mejillas eran nubes bellas,
tan blancas como lo es la nieve caída
que cuando la tocas, quedan las huellas.

Tu hermosa sonrisa era parecida
a aquella luna más resplandeciente
que en la oscuridad se encuentra encendida.

Tu cabellera era tan reluciente,
tal como lo es el sol del mediodía,
cuando se sitúa en su hora más caliente.

Y como el arco iris se parecía
tus colorados labios al besar,
pues en tus besos se halla la alegría.

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