Carmen
Oh Carmen, tú fuiste el faro
que iluminaba el camino;
tú fuiste en un día claro
aquel astro matutino,
y tú fuiste el fiel amparo
que custodia al peregrino;
sin embargo, quebró el hilo
y en el cielo fue tu asilo.
Tal tarde de otoño, oscura,
te sumiste en sueño eterno;
asentada en tu figura
se estableció el triste invierno,
y recorriendo ya tu aura
vuela con un amor tierno.
Oh Carmen, te desvaneces,
pero en todos permaneces.
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