jueves, 16 de agosto de 2012

Es una diosa


Es una diosa

Vine a parar al cielo
cuando delante
tenía a la mujer
más fascinante.

Eras toda una diosa,
tan reluciente,
venida del Olimpo,
precisamente.

Rasgaba mis pupilas
cuando veía
que debía ser sueño,
cual fantasía.

Ondeaban sobre el viento
unos cabellos,
dorados como el oro,
como igual bellos.

Nutrían de belleza
ojos preciosos,
verdes como esmeraldas,
igual valiosos.

Imperaba en toda ella
una figura,
que no existe escultor
con tal moldura.

Con su dulce sonrisa,
como una flecha,
hizo en mi corazón
enorme brecha.

Aquella bella diosa
que hubo bajado,
con todos sus encantos
me ha enamorado.

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