Son esos ojos verdes como la menta,
los que me hicieron entonces darme cuenta
que tú eras aquella mujer de mis sueños,
por la que tanto he ofrecido mis empeños.
Son tus pupilas el más bello reflejo
de lo que esconde, pues, tu alma ante el espejo;
revelan aquella belleza y dulzura
que en lo más profundo de tu ser perdura.
Tus bellos ojos me muestran tu alegría,
tu entusiasmo, tristeza y melancolía;
descubren en ti todos tus sentimientos,
así como tus miedos y atrevimientos.
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