En el
laberinto
Y me adentré dentro de un laberinto
Para poder, así pues, encontrarte
Inmersa en aquel caótico recinto.
Procuré seguir entonces tus
huellas,
Y mientras que se iban
desvaneciendo,
Tan sólo el polvo quedaba tras
ellas.
Decidí seguir así tu perfume
Y siete veces giré a la derecha,
Pero siempre su aroma se consume.
Me decanté por seguir los sonidos
Que emitía tu franco corazón,
Y aun así se escapaban a mis oídos.
Entonces yo también quedé perdido,
En medio de una dura encrucijada
En la que no pude sacar sentido.
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