miércoles, 16 de octubre de 2013

La fábula de Escila

La fábula de Escila

¡Oh, pobre Escila! Siendo una doncella
atrajiste a ti los terribles celos;
tú que habías sido una mujer bella
y que hasta tus pies tenías los cielos.

En el divino Glauco dejaste huella,
pero para él no tenías anzuelos
y tu holgado desprecio dejó mella,
quedando su corazón por los suelos.

Mas ganaste de Circe la hechicera
las más crueles envidias amorosas,
a la que tu arrogancia la ofendiera,

y con habilidades perniciosas,
te acabaría transformando en fiera;
así quedaste en aguas peligrosas.

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