lunes, 19 de marzo de 2012

Cada segundo…


Cada segundo… 


Cada segundo que paso sin verte
es para mí una inmensa eternidad,
y un día sin poder complacerte
es la más terrible fatalidad.

Princesa, tú estás en mi pensamiento
en todas las horas que corre el día,
presente estás, pues, en todo momento
en mis sueños, eres mi fantasía.

Es, pues, tu sonrisa el amanecer,
el que despierta en mí todo mi anhelo;
son tus pupilas el atardecer
que me mantienen en total desvelo.

Ay, Princesa, cuán grande es la distancia
que nos dista cuando no estás conmigo,
y resulta tan grande mi inconstancia
que no puedo vivir si no es contigo.